Aquí vemos la catedral de Málaga como si del cuadro de Van Gogh de la noche estrellada se tratara. A Vincent le fascinaba enormemente el problema de pintar escenas o efectos nocturnos al aire libre, directamente, durante la noche. El pintor piensa en las estrellas como un lugar utópico, un mundo imaginario donde el artista también encontraría su propio hogar. El mundo mejor se encontraba en el cielo estrellado y por ello dedicó buena parte de su actividad creativa en sus últimos años de vida. Van Gogh creía que del mismo modo que tomamos un tren para ir a Tarascón o a Rúan, debemos tomar la muerte para ir a una estrella. Ciertamente hay algo de verdad en este razonamiento: mientras que estamos con vida no podemos dirigirnos a ninguna estrella, del mismo modo que tampoco podremos tomar el tren cuando estemos muertos.
Autor de la imagen: Tony Polonio