Málaga pertenece al grupo del selecto número de ciudades del mundo que han visto sus calles reflejadas en el tablero del Monopoly, quizás el juego de mesa más popular del mundo, con 160 millones de copias vendidas en ochenta países y en veintiséis idiomas diferentes.
Adquirir la Alameda Principal o la plaza de la Merced es posible gracias a la versión malagueña del Monopoly, que incluye 22 lugares emblemáticos de la ciudad. ¿Te imaginas poder comprar la calle Larios o construir un hotel en la plaza de la Constitución?. Con este juego es posible, y sin necesidad de desembolsar un solo euro. Al menos, un solo euro real. También están presentes la calle San Agustín -donde se encuentra el Museo Picasso-, la calle Alcazabilla, el paseo de Reding, la avenida de Manuel Agustín Heredia, la Alameda Principal, la avenida de Andalucía y la plaza de la Marina, así como el aeropuerto, el puerto, la estación de Renfe o el Palacio de Ferias y Congresos.
Esta versión malagueña del Monopoly salió hace unos años a la venta con 5000 ejemplares en versión limitada y Málaga se convirtió en la sexta ciudad española en ver cómo tanto mayores como pequeños especulan con sus calles y plazas, y juegan a construir y hasta a hipotecarse gracias a su pericia y poniendo en práctica las habilidades como inversores. El Monopoly ya no está en las tiendas y es una pena.
Además de las casillas de hasta veintidós conocidas vías malagueñas, en el tablero hay otras clásicas del Monopoly como la que da derecho al jugador a coger una tarjeta de Suerte o la tan temida cárcel, porque, como se comprueba cada día en la vida real en ciudades cercanas, si se incumplen las reglas urbanísticas se puede acabar entre rejas.