Intentemos paladear el tiempo, haciendo que cada segundo se disfrute más, sin prisas y con los ojos bien abiertos.
Demos un paseo por la ciudad que pocas veces ve nublarse el Sol.
Pongamos los móviles en silencio y desde el suelo hacía el cielo contemplemos Málaga como nunca antes la habíamos imaginado, como si fuese un sueño que nos hiciera volar a nuestro antojo con el mar siempre de fondo.
Málaga, ¡¡Qué bonita eres!!.