La Maja desnuda es una de las más célebres obras de Francisco de Goya y Lucientes. Luego formó pareja con La Maja vestida, probablemente a requerimiento de Manuel Godoy, pues consta que formaron parte de un gabinete de su casa. En ambas pinturas se retrata de cuerpo entero a una misma hermosa mujer recostada plácidamente en un lecho y mirando directamente al observador.
Por las fechas y por el hecho de que las obras en cuestión hayan estado inicialmente en una colección prácticamente secreta de Godoy, han llevado a considerar como mucho más probable que la modelo directamente retratada haya sido la belleza malagueña Pepita Tudó, la entonces amante y más tarde esposa del mismo mencionado Godoy, que en esa época tenía unos 40 años como la protagonista del cuadro y aunque se pensara que la retratada fuese la Duquesa de Alba, ella era mucho más mayor.
Se sabe que en un principio ambos grandes cuadros, La Maja vestida y La Maja desnuda, eran propiedad de Manuel Godoy, donde la vestida se hallaba colocada sobre la desnuda, de tal modo que mediante un mecanismo se descubría este último cuadro. Desde 1910 ambos cuadros se encuentran en el Museo del Prado. La Maja desnuda es la fuente de inspiración de la pose de la Olympia de Manet.
Aunque se ubica dentro de la estética del neoclasicismo, como otras del mismo pintor, esta obra de Goya es audaz y atrevida para su época, por la expresión del rostro y actitud corporal de la modelo, que parece sonreír satisfecha y contenta de sus gracias. Más aún, es la primera obra de arte (conocida) en la cual aparece pintado el vello púbico femenino, lo cual resalta el erotismo de la composición.