Desde hace tiempo, se ha ido incorporando en el paisaje urbano de nuestras ciudades jardines verticales, cuya construcción y funcionalidad es muy variada. El primer jardín vertical de España se instaló en el Caixa Forum de Madrid, diseñado por Patrick Blanc. Y el de Málaga el diseño es de Natalia Muñoz Aguilar, se trata de un proyecto de arte moderno conceptual, compuesto de un muro vivo, con un zócalo de acero corten con palabras perforadas y un cuerpo vegetal. Consistente en dos zonas bien diferenciadas: la parte superior con un mosaico con diferentes especies vegetales y en la parte inferior con una lámina de acero corten con numerosas palabras como abrázame, sal, indiferencia, infancia, oportunidad o niebla, son algunas de las decenas de palabras inscritas en la parte más baja de la medianera. Como un elogio a la vida aparece imponente, en pleno Centro Histórico, este muro vivo lleno de líneas de pasión, esperando a ser descubierto por los viandantes.
Este muro vegetal o jardín vertical es único en Málaga, muy cerca de la calle Carretería y que comunica con la plaza de los Mártires, el urbanismo malagueño ha conseguido que el pasaje, un antiguo callejón sin salida, comunique de forma holgada con el vecino callejón del Pericón, que debe su nombre al caballo o la mula de grandes dimensiones, aunque también se llamaba así el abanico de dimensiones paragüísticas. Bajo el jardín se ha apostado por tallar palabras en metal oxidado que evoca la pasión por la vida. Mensajes positivos, originales y acertados, para cubrir esta pared medianera. Frente a esta medianera se encuentra una ludoteca infantil, gestionada por le área de la Mujer del Ayuntamiento y con capacidad para 30 niños de la zona de 3 a 12 años y abierta de 16:30 a 20:30 horas. El edificio también acoge aulas de igualdad y formación ciudadana y ofrece actividades y talleres educativos, de conciliación y contra la violencia de género.
Merece la pena adentrarse en esta plaza coqueta y a la vez moderna, que en octubre de 2010 se inauguró este entorno, bautizado ya como la plaza del Pericón, que luce una pared medianera inmensa de 600 metros cuadrados convertida en un jardín vertical, del tipo del que los paseantes pueden admirar junto a la capilla del puerto, en el Muelle Uno. Un solo ciprés adorna la plaza y a su lado, en la pared, estos versos de Fernando Pessoa:«Pido a los dioses que me concedan no pedirles nada».