Un día Zeus vio a Europa jugando en la playa de Sidón. Inflamado de amor por su belleza, se transforma en un toro blanco y se sienta a los pies de la doncella. Ésta después de vencer el susto inicial tras comprobar la mansedumbre del animal, lo acaricia y acaba por montar a sus lomos, momento que aprovecha el falso toro para lanzarse al mar y dirigirse velozmente a Creta. Allí se une con la joven junto a una fuente, bajo una platanera, que en memoria de estos amores obtiene el privilegio de no perder nunca las hojas.
La escultura es de José Seguiri y se encuentra en el Rincón de la Victoria junto a la fortaleza de Bezmiliana.