Cualquier paisaje con amapolas es uno de los innumerables regalos de la naturaleza en primavera, porque cuando descubrimos amapolas sueltas en el campo captan nuestra atención, pero no hay nada como todo un paisaje repleto de amapolas como un gran tapiz rojo. En esta fotografía se une la magia del Torcal de Antequera con el manto de amapolas como si fuesen pinceladas caprichosamente colocadas en el lugar adecuado por un pintor impresionista, por ejemplo de la talla de Claude Monet.