El Ídolo de la Fertilidad de Almargen atrae cada año a más mujeres con problemas para quedar encinta, ya que a esta piedra expuesta en el Museo Municipal se le otorga la cualidad de facilitar la concepción de un hijo a aquella mujer que lo toque. Llegan parejas de toda España, sobre todo de Andalucía, aunque también han recibido visitas de gente extranjera como varios franceses, algunos suizos y brasileños que aprovechan sus vacaciones para acercarse a tocar a la diosa de la fertilidad.
Los numerosos yacimientos arqueológicos de Almargen confirman la presencia de asentamientos ancestrales correspondientes a la Edad del Cobre y del Bronce y de las épocas iberorromana e islámica. Aunque el mayor número de vestigios de vida humana por esta zona se remontan al final del Neolítico, del que dan fe los fondos arqueológicos municipales, con una magnífica colección de pulimentos, hachas, azuelas y otros utensilios de piedra, los restos de mayor valor prehistórico corresponden a la Edad de los Metales, entre los que merecen citarse una estela grabada de la Edad del Bronce o un ejemplar de las primeras espadas correspondiente a este periodo arcaico. Pero, entre los restos arqueológicos de Almargen, lo que sin duda ha llamado, y llama, más la atención de expertos y profanos es una pieza pétrea que ha sido identificada ya en la historia de la Arqueología como un ídolo de la fertilidad cuyos orígenes se han fijado en el III milenio antes de Cristo.
La fecha exacta del hallazgo del ídolo es desconocida. Lo encontró un vecino del pueblo al reformar los cimientos de su casa. En un principio la colocó como adorno en su jardín, incluso llegó a darle una mano de cal con motivo de unas mejoras de la casa. En 1993 el descubridor del ídolo hizo referencia de su hallazgo al concejal de Cultura de la villa, quien, al observar las singulares características formales de la piedra, se puso en contacto con varios expertos de la Universidad de Málaga y tras la evaluación quedó fijada la antigüedad milenaria de la roca y confirmada su consideración de ídolo o diosa de la fertilidad por los moradores prehistóricos de aquella zona.
La opinión de los peritos motivó que el vecino se plantease un sitio más conveniente para la conservación de la pieza pétrea paleohistórica y concluyese haciendo donación del hallazgo al Ayuntamiento para su custodia y exposición junto a otros utensilios arcaicos encontrados con anterioridad.
Sin lugar a dudas, se trata de una pieza de un valor y calidad excepcionales. El ídolo está labrado en mármol blanco perfectamente pulido y adopta la forma de un falo, como simbolización de lo masculino, y de una mujer embarazada, simbolización de lo femenino y la fecundidad. Tiene forma ovoidal, sensiblemente alargada, y sección circular, marcándose en uno de sus extremo el glande y en el otro extremo se percibe una representación facial, enmarcada por un atenuado ribete, con los arcos orbitales y la silueta nasal bien definidos; un abultamiento a media altura de la pieza muestra a la figura en estado de gestación. Sus orígenes se han cifrado en la Edad del Bronce, con una antigüedad de 5.000 años; su tamaño es de 50 cm de longitud y alcanza un peso de 33 kg.
La posición del ídolo sería obviamente vertical, estabilidad que mantendría al quedar embutida en la tierra, a fin de mostrar la participación de las deidades en la germinación de los campos, la fecundidad del ganado y la fertilidad de sus adoradores.