En 1860 se decidió construir un Faro en el terreno que dividía dos playas, cerca de la población de Nerja, en cuya eminencia estaban los restos de un castillo destruido durante la guerra de la independencia por las tropas napoleónicas a principios del siglo XIX. Se levantó el Faro sobre uno de los torreones del antiguo Castillo Bajo. Entró en funcionamiento en 1864 logrando un alcance de 15 millas náuticas. Tiene una altura de 39 metros sobre el mar y 26 metros sobre el suelo.
La provincia de Málaga cuenta en la actualidad con seis Faros, que ahora tienen un papel secundario como ayuda a la navegación por la implantación del GPS.
Con la reforma de la Ley de Puertos se podrá permitir abrir estos edificios al uso público, aunque siempre descartando la idea de instalar un hotel o un restaurante en los faros de Málaga, ya que son muy pequeños.
El Faro de Torrox es el único con uso público, ya que está cedido al Ayuntamiento para uso cultural, para albergar el Museo Marino de Torrox en su interior, un camino que están emprendiendo El Faro de Marbella, El Faro de Torre del Mar y La Farola de Málaga. En el proyecto para un museo marítimo en la Farola, se podrían exponer piezas de la historia del Puerto, como restos del viejo silo.
Muy próximo al Faro hay unos asentamientos de época romana. Los restos documentados hasta este momento nos muestran la existencia de una villa situada junto al mar, dedicada a la explotación de la misma, con una factoría de salazones asociada a ella, reutilizada posteriormente como necrópolis. Por otro lado se han localizado también unas termas y un complejo alfarero destinado a la elaboración de ánforas que suministraría recipientes para el envasado y comercialización de las salazones y salsas elaboradas a base de pescado producidas en la factoría.