Andrés Burgueño lo diseñó en el siglo XVIII para coronar la torre del campanario de la Colegiata de San Sebastián de Antequera. Desde entonces, el Angelote es uno de los símbolos de la ciudad de El Torcal. Es una de las veletas más importantes de Andalucía, se ha sometido a un lavado de imagen, recuperando su aspecto original de 1707.
La pieza, elaborada con pletina de hierro forjado y forrada con chapa de cobre, no se encuentra fácilmente. «En Andalucía pasamos del Giraldillo, que es una obra excepcional, al Angelote de Antequera. El resto de veletas no llegan a la categoría» de la antequerana.
El Angelote, que corona la torre más alta del casco urbano, ya sufrió una primera intervención en 1772 cuando se restauró el chapitel de la torre de San Sebastián. Entonces, al igual que ahora, se bajó del campanario para dorarlo. En 1926 se desplomó sobre el tejado de una vivienda, después de que un cohete provocara un incendio en la torre y, posteriormente los antequeranos se llevaron otro susto cuando se soltó la flecha de la banderola.
En la última intervención la pieza se ha desmontado por completo, se ha eliminado el zinc y se ha sustituido por chapa de cobre. En el proceso, previo al dorado con oro de 22 quilates, incluso ha participado un maestro de forja. Para dejar constancia a las generaciones futuras de la intervención, el Ayuntamiento ha introducido en el brazo del Angelote un documento en el que recuerda que la bajada y restauración de la veleta se ha producido durante 2010, año del sexto centenario de la incorporación de Antequera a la corona de Castilla.