Ahmed (Blas) Infante Pérez de Vargas es considerado el «Padre de la Patria Andaluza», por ser el primero que copió los modelos catalán y vasco para crear el andalucismo. Infante era notario, pero también hizo de historiador, antropólogo, musicólogo y escritor aficionado.
Es conocido que los separatismos españoles tomaron fuerza a partir del desastre de Cuba en 1898. Por ello resulta significativo que la familia de don Blas, cuyo padre era secretario del Juzgado de Casares tuviera dificultades económicas por la crisis posterior a la pérdida de las colonias y él tuviera que ponerse a trabajar como escribiente. Se matriculó en la Facultad de Derecho de Granada donde se licenció en 1906.
Aprobó la oposición de Notario y ejerció este empleo en varias localidades de Andalucía. Sin reparar en el desastroso ejemplo de la I República y los levantamientos cantonalistas, Blas Infante comenzó a dar forma a su delirio pseudonacionalista. En 1915 publicó «Ideal Andaluz», su visión muy personal de la historia, la identidad y los problemas de Andalucía así como propuestas estrambóticas para su fortalecimiento. De su caletre surgió la bandera que usa actualmente la Junta de Andalucía, aceptada en 1918 por los republicanos federalistas reunidos en Ronda.
Se presentó varias veces a diputado sin éxito alguno. Inasequible a la realidad y al desaliento, se juntó con otros orates similares para publicar un manifiesto andalucista donde daba un paso más y definía a Andalucía como nacionalidad histórica para gran sorpresa de la mayor parte de los habitantes de las provincias de Andalucía que jamás habían formado una unidad política en toda la historia conocida de España. Es más, se declaró sin ambages separatista:
«Sentimos llegar la hora suprema en que habrá que consumarse definitivamente el acabamiento de la vieja España (…). Declarémonos separatistas de este Estado que, con relación a individuos y pueblos, conculca sin freno los fueros de la justicia y del interés y, sobre todo, los sagrados fueros de la Libertad; de este Estado que nos descalifica ante nuestra propia conciencia y ante la conciencia de los Pueblos extranjeros (…). Ya no vale resguardar sus miserables intereses con el escudo de la solidaridad o la unidad, que dicen nacional».
Siguiendo con sus delirios en 1924 viajó a Marruecos donde visitó la tumba de Al Motamid (el último rey de la taifa de Sevilla, reino que no llegaba a Jerez de la Frontera por el sur, ni pasaba de Gerona por el norte) y conoció a sus supuestos descendientes. No contento con ello se convirtió al Islam, adoptando el nombre de Ahmed. Por supuesto su familia y demás beneficiarios políticos y económicos de su herencia lo niegan a pesar de que está documentado históricamente. Tanto es así que cuando tomó posesión de la notaria de Coria del Río en 1931 puso a su casa «Dar al-Farah» o Casa de la Alegría en árabe tomando como modelo la Alhambra para su construcción.
Electoralmente en la República no tuvo más éxito que en la Monarquía. Se le seguía considerando un paría en lo político y un demente en lo intelectual. Pero siguiendo la progresión de su delirio comenzó a hablar del «Estado Libre de Andalucía», tomando el ejemplo de Irlanda, y en 1933 cambió la letra del himno religioso «Santo Dios» para crear lo que hoy día se utiliza como Himno de Andalucía.
Siguiendo el modelo catalán (en 1935 visitó a Luis Companys en el Penal del Puerto de Santa María, donde estaba preso por el intento revolucionario de 1934) definió un preproyecto de Autonomía sin apoyo de ninguno de los partidos mayoritarios.
Fue fusilado por una partida de falangistas descerebrados poco después de comenzar la Guerra Civil, con lo que consiguió pasar a la historia como mártir.
Autor: Nicolás Roberto Robles