Decía el escritor y psicólogo maltés Edward del Bono que uno puede llegar a distintas soluciones según si mira las cosas “con un sombrero u otro”. El positivo, el emocional, el negativo, el neutral.
¿Qué sombrero vas a elegir cada día al levantarte por la mañana?. El enfoque depende sobre todo de uno mismo, pero también hay regalos de la naturaleza como la súper luna del pasado 14 de noviembre de 2016. Por cortesía de las leyes de Newton, hemos tenido la oportunidad de contemplar la Luna más grande y brillante desde el 25 de enero de 1948.
¿Por qué ha sido tan especial esta oportunidad?
Las órbitas de los astros no son circulares sino elípticas. La Luna, en su viaje alrededor de la Tierra, tiene un máximo acercamiento de 356.500 km (perigeo) y un máximo alejamiento de 406.000 km (apogeo). Y la Tierra, en su viaje alrededor del Sol, se acerca un máximo de 147 millones de kilómetros y se aleja un máximo de 152. Reunamos coincidencias y consideremos la situación en la que el perigeo se alcanza muy cerca del momento en el que se alinean el Sol, la Luna y la Tierra.
La diferencia ha sido este lunes de apenas dos horas, por lo que la Luna llena se ha visto un 14% más grande y hasta un 30% más brillante de lo habitual. Además, en ese instante la Luna estará a 147.985.477 km del Sol, es decir, muy cerca también de su máximo acercamiento a la estrella, una ayuda suplementaria para un plenilunio esplendoroso -a las 00.00 la iluminación será del 99,4%-. Si algo salió mal siempre podemos intentarlo de nuevo en el 2034.