La persistencia de la memoria, conocido también como Los relojes blandos es un famoso cuadro de Salvador Dalí pintado en 1931. De estilo surrealista la obra original representaba un paisaje onírico, de grandes espacios dilatados, en el que los elementos se asocian de forma insólita. Dalí se inspiró en el queso camembert a la hora de añadir los relojes al cuadro. Los relojes, como la memoria, se han reblandecido por el paso del tiempo. Son relojes perfectamente verosímiles que siguen marcando la hora (supuestamente en torno a la seis de la tarde). Dalí dijo sobre el cuadro: «Lo mismo que me sorprende que un oficinista de banco nunca se haya comido un cheque, asimismo me asombra que nunca antes de mí, a ningún otro pintor se le ocurriese pintar un reloj blando».
Como homenaje a Dalí, he puesto relojes blandos sobre las letras que hay en la playa de la Malagueta y sobre un paisaje del Torcal de Antequera.