En su primer encuentro cinematográfico, un año antes de que repitieran la experiencia con Puente de coplas, Antonio Molina y Rafael Farina evocaron en la pantalla el legendario Café de Chinitas de Málaga (inmortalizado por Federico García Lorca y por la larga lista de grandes figuras del flamenco que por allí pasaron) y tristemente desaparecido durante la Guerra.
La trama argumental presenta a Antonio, un técnico que trabaja en el célebre tablao a cargo del telón y que gracias a un amigo logra hacer una audición ante el empresario del local. Contratado como cantante obtiene un éxito tan grande que de inmediato le surgen nuevas ofertas para cantar en otros locales nacionales e internacionales. Tras enfrentarse a su gran amigo y colega Rafael por el amor de la no menos famosa bailaora Eulalia del Pino, Antonio parte de gira por América. A su regreso quiere volver al Café de Chinitas donde obtuvo sus primeros triunfos, pero sólo queda un solar lleno de ruinas.