Uno de los mayores reclamos del turismo de aventura son las denominadas vías ferratas, recorridos preparados y adaptados para moverse por paredes rocosas de difícil acceso y que están equipadas para facilitar la progresión mediante peldaños, clavijas, rampas, pasamanos, grapas, cable y en general todo tipo de elementos que garantizan la seguridad de los aventureros a lo largo de la vertiginosa ruta.
Las vías ferratas son una de las actividades más espectaculares y completas dentro del turismo de aventura o activo y una de las mejores opciones para disfrutar de una buena jornada en muchas de las localidades de Málaga que las albergan. Málaga cuenta con varias decenas de recorridos en toda la provincia, de diversa dificultad, longitud, pero todas enmarcadas en paisajes de gran belleza. Se trata de actividades muy seguras, que siempre hay que realizar con empresas especializadas para que no haya riesgo alguno. Teniendo una condición física normal activa, siempre hay una vía ferrata, un recorrido adaptado para cada persona, niños incluidos.
¿Una vía ferrata es para cualquiera? Sí y no. Se trata de una actividad que está a medio camino entre el senderismo de montaña y la escalada. Está hecha para aquellos a los que un simple paseo por la montaña les sabe a poco, pero les da demasiado respeto la escalada o consideran que no están suficientemente preparados. Eso sí, se recomienda que aquellos que vayan a realizar una vía ferrata sean excursionistas un tanto rodados o experimentados en la montaña. Las rutas marcadas con clavijas, cadenas, grapas, etc. suelen llevarte por lugares de gran altura, así que si eres una persona que sufre de vértigo, será mejor que te busques otra actividad más cercana al suelo.
Como complemento a las vías ferratas están las tirolinas, que permiten franquear precipicios, visitar agujas rocosas y deslizarse sobre cables por encima de abismos a decenas de metros de altura.
Los municipios malagueños que cuentan con estas infraestructuras son: Álora, Archidona, Atajate, Benadalid, Benalauría, Benaoján, Comares, Cuevas de San Marcos, Gaucín, Igualeja, Jimera de Líbar, Montejaque, Ronda, Villanueva del Rosario y Villanueva del Trabuco.
La dificultad de las vías ferratas es muy variable, yendo desde el nivel K1, fácil, al K6 extremadamente difícil. El recorrido puede ser ascendente, horizontal, descendente, o ser una combinación de todos ellos, incluso con tramos de desplome, es decir, donde el ángulo de la roca supera los 90º.
Se crearon muy cerca de pueblos y pequeñas ciudades de la provincia, lo que hace que su acceso sea muy fácil y se evita con ello, perder tiempo y es posible hacer dos o tres en el mismo día, y entre 6 y 9 en un fin de semana largo de tres días.
Una tirolina en El Hacho de Gaucín
La vía ferrata El Hacho, de unos 300 metros de recorrido, es bastante exigente físicamente debido a los dos extraplomos con que cuenta y que requieren de una cierta habilidad para superar la escala de cable instalada a mitad de vía. Una vez superada esta, se puede alcanzar la cima de El Hacho.
Ahora se le ha añadido una tirolina de 52 metros, que une los dos sectores de la sierra con un monocable de 12 milímetros y una escala para facilitar la salida. Se trata de una tirolina rápida por lo que no se recomienda coger impulso y se advierte de que siempre debe usarse una polea tándem para realizarla.