De pequeño siempre me quedaba embobado cuando llegaba la Navidad, mirando la maravillosa fachada del Corte Inglés repleta de luces, que cada año el centro comercial nos deleitaba con una postal diferente a la del año anterior, pero siempre eran las mismas. La mejor era la que salía un pavo real, con todo su plumaje lleno de luces de muchos colores, era un regalo para los ojos. Echo de menos aquellas luces de Navidad que tenía el Corte Inglés, eran otros tiempos y no todos llevábamos un teléfono móvil en el bolsillo con cámara de fotos y por mucho que he buscado en internet la imagen del pavo real que tanto me gustaba, no he encontrado nada.