El historiador malagueño Francisco Guillén Robles, recoge en su libro Málaga musulmana, varias litografías de las Atarazanas en 1839. La revolución de 1868 destruyó este magnífico edificio del que hoy se conserva tan sólo su puerta de mármol blanco, que da acceso al conocido Mercado Central o de Atarazanas de Málaga.
Las Atarazanas era un edificio militar construido por Abderraman III (hacia el 950), en el que se reparaban barcos al estar a pie del mar y se almacenaba arsenal militar, además estaba unida a la muralla que rodeaba Málaga en época musulmana.
Derribadas las antiguas Atarazanas, sólo se conservó la monumental puerta que se trasladó 25 metros de su lugar inicial y se construyó con ella el Mercado Central de Atarazanas, cuyo arco de herradura en la parte central hoy día da acceso a la construcción neomudéjar. La fusión del Mercado con la puerta, es obra de Joaquín Rucoba (el mismo arquitecto de la plaza de toros, de estilo neomudéjar) en el siglo XIX.