Antaño el entonces Alcalde de Málaga Don Francisco García Grana encargó al escultor Adrián Risueño Gallardo la realización de tres esculturas de unas malagueñas con el traje típico de malagueña, obteniéndose como resultado la Fuente Monumental de las Malagueñas, hoy día conocida como Fuente de las Gitanillas. Este Alcalde fue un visionario, puesto que realzó uno de los valores propios de nuestra cultura malagueña. Cambió el nombre del anteriormente llamado Pasaje de Álvarez, por Pasaje de Chinitas y embelleció la parte central del Pasaje con una fuente del siglo XIX donada por Fernando Barceló. Y como gran complemento de aquella operación municipal se encargó a José Espinós Alonso, gran maestro madrileño de la forja artística, todos los rótulos de oficios artesanales como industriales y comerciales del Pasaje, todos ellos labrados en hierro forjado, algunos de los cuales existen todavía. En la medianoche del 11 de marzo de 1962, un beodo intentó refrescarse en la fuente donada por el señor Barceló, quedando la pequeña joya del siglo XIX destrozada y sus pedazos, diseminados por el suelo. La fuente se restituyó, restaurada gentilmente por el marmolista Baeza y allí permaneció hasta su total destrucción en 1978. Posteriormente volvió el Ayuntamiento a dignificar la placita con la escultura de Mariquilla, realizada por el escultor Adrián Risueño para los jardines de la Calle Alcazabilla. Pero como la gente estaba más por el cachondeo y la contestación que por el respeto al mobiliario urbano, durante una serie de días se congregaron allí grupos ecologistas para protestar de las fuentes imperiales, acabando con Mariquilla.
El Ayuntamiento de Málaga restauró y dejó la estatua de Mariquilla en Finca Quintana en Ciudad Jardín, que es la sede de Parques y Jardindes y es visitable. Personalmente le encuentro cierta semejanza con las protagonistas de la Fuente de las Gitanillas.