Los alumnos del colegio Ángel Ganivet de Málaga, lanzaron 300 globos con deseos de paz en 2009, y sólo el de una niña llamada Tania obtuvo respuesta. Su mensaje recorrió 1.200 kilómetros hasta el jardín de una mujer en el sur de Francia.
A veces, cuando uno menos se lo espera, un mensaje lanzado al aire puede obtener respuesta. Los deseos de paz que Tania depositó en un globo y confió al viento llegaron más allá de los Pirineos. Dos semanas más tarde, la persona que lo encontró escribió una carta para narrar a esta niña, el final del viaje del globo trotamundos.
Ni las montañas, ni los cables de la luz, ni la lluvia pudieron detener el vuelo de esta esfera llena de helio que logró cruzar 1.234 kilómetros de distancia en un camino cuyos derroteros sólo conoce la brisa. El recorrido terminó en la rama de un pino en el jardín de Suzanne Rogalle, que vive en Seix, localidad gala del departamento de Ariège.
De 300 globos con mensajes de paz que los alumnos enviaron con motivo de las actividades del Día de la Paz, sólo uno obtuvo contestación. Pero esta única carta, valió por muchas teniendo en cuenta la larga distancia recorrida.
«Estés donde estés, que haya paz», fue el mensaje que la niña escribió en una nota donde, en el reverso, se especificaba la dirección del centro escolar para que quien la encontrase pudiera responder.