La Bodega Bar el Pimpi tiene sus puertas abiertas desde 1971 y por ella han pasado todo tipo de personas, sirviendo casi de embajadora de Málaga. Situada en calle Granada en un inmueble que antiguamente correspondía a las caballerizas del Palacio de Buenavista. El edificio fue convertido en convento y posteriormente en sala de fiestas, funcionando con distintos nombres. Su importancia le viene por haber sido el lugar donde iniciaron su carrera diversas figuras del flamenco, tales como La Repompa de Málaga.
Antonio Gala, Miquel Barceló, la familia Picasso, El Cordobés o Antonio Banderas son algunos de los muchos rostros que se han inmortalizado mientras estaban en el local. Un sitio que el célebre periodista Manuel Alcántara decidió llamar «la capilla sixtina de Málaga».
Las botas, como se llaman los toneles hechos de roble donde se almacena el vino, acompañan a los visitantes del Pimpi mientras conversan. En ellas, con una tiza, hay dedicatorias de todas las personas famosas que han pasado por la bodega y también bar. «Si me pierdo una tarde en Málaga en el Pimpi me encontrarán», escribió Antonio Gala en una de ellas.
Otra de las características del Pimpi es la afición taurina que existe. Al menos así lo reflejan sus paredes en las que cuelgan carteles de corridas que se celebraron hace doscientos años. Cuando los caballos no llevaban ni peto y había más público en las plazas.
El nombre del Pimpi viene de hace años cuando en el Puerto de Málaga había jóvenes que se ganaban la vida como recaderos para ayudar a la tripulación de los barcos y también a los pasajeros, a los que llamaban ?pimpis?.
A mí personalmente el Pimpi me recuerda a las casas de bandoleros que salían en la serie ?Curro Jiménez? y esta bodega es un lugar indiscutible para mostrar a los que nos visitan de fuera de Málaga.