La incidencia directa de los rayos del sol en la cámara del dolmen de Menga se produce únicamente en torno al solsticio de verano, ya que el resto del año sólo alcanza a iluminar el lateral norte del corredor a diferentes alturas según la época. En estos pocos días el sol matutino penetra en el dolmen iluminando los cinco primeros ortostatos, el borde saliente del sexto, cuya cara interna queda en penumbra, el séptimo y parte del octavo.
El dolmen de Menga se orienta con un acimut (ángulo desde el norte geográfico) en torno a 45º, a medio camino entre el norte y el este, lo cual es extraordinariamente inusual entre los sepulcros megalíticos de la Península Ibérica, pues la gran mayoría están orientados hacia la salida del sol en algún momento del año.
Según las investigaciones de Michael Hoskin, profesor emérito de Historia y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Cambridge, pionero de los estudios de Arqueoastronomía y que ha recorrido y fotografiado 1.200 yacimientos prehistóricos de Europa y del Mediterráneo, el dolmen de Menga es uno de los pocos del mundo que tiene una clara orientación topográfica, ya que mira hacia la Peña de los Enamorados, un perfil que recuerda por su forma la cara de una mujer durmiente.
Fuente: Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera